4 de marzo: Rosi Braidotti









Rosi Braidotti (1954)


Miriam Hernández Domínguez


Rosi Braidotti, filósofa y teórica feminista, coprotagoniza el escenario de la reflexión filosófica que piensa el presente, a partir de códigos críticos feministas, pacifistas, antirracistas y ecologistas. Su capacidad para entrelazar ecología, tecnología, ética y política resulta fascinante para las distintas voces investigadoras actuales. En Lo posthumano (2015), una de sus obras más destacadas, expone una ontología abierta a lo no antropocéntrico y a lo posthumano, asumiendo una interrelación entre naturaleza y tecnociencia. El retorno a los cuerpos reales y al materialismo encarnado es su gran apuesta. Esta potente apuesta es la que me impulsa a dedicar unas líneas, en este maravilloso mes de pensadoras, a su concepción de la ética y política posthumana.


La condición posthumana comprende prácticas tanto inhumanas como deshumanas, por ello Braidotti habla de una “necropolítica” de lo posthumano. Con esto se refiere al carácter destructivo de algunas formas de pan humanidad generada, en mayor medida, por la subsunción de la vida a la economía política de la capitalización de la misma. Así mismo, señala la reestructuración destructiva entre la naturaleza y la cultura acometida por la intervención biogenética o la mediación tecnológica. Esto último está en la base de las nuevas tecnologías de guerra, constituidas por armas automáticas que prescinden, en gran medida, de la decisión humana. Braidotti, por tanto, señala la violencia y las prácticas inhumanas en las que vivimos reivindicando una reacción contra esta imperante economía necropolítica. Y aquí es donde entra en juego la importancia de la ética y el sujeto político.

El sujeto guiado por la “zoe” (concepto con el que la autora alude a la tradicional oposición “bios”/”zoe” que recoge las categorías de “anthropos” y “bio”s como distintas de la vida de lo no-humano), se caracterizaba por la interdependencia con los muchos “otros” transfiriendo datos y creando una interconexión compleja. Hablamos, por tanto, de un sujeto político como entidad ecofilosófica, conectado con el medio ambiente, trasgresor del humanismo y antropocentrismo. A su vez, se encuentra integrado en un contexto ecológico inmerso en las nuevas tecnologías que generan un enorme flujo de transformaciones. Y en este punto me planteo, ¿cómo afrontar estas transformaciones desde una teoría posthumana? Considero que la respuesta de Braidotti a esta cuestión se dirigiría al devenir, a la importancia de observar las conexiones colectivas al margen de cualquier modelo estático, así como en la atención a las posibles vías alternativas. Ahora bien, el sujeto tecnológicamente modificado por el capitalismo avanzado posee sus propias contradicciones.  Sin embargo, las transformaciones tecnológicas generadas a partir el igualitarismo “zoe-centrado “combaten la clásica visión humanista del sujeto sustentado por la necropolítica del capitalismo avanzado. En respuesta a lo inhumano y lo deshumano de nuestro contexto, Braidotti apuesta por su posthumanismo crítico.

La propia interconexión, el entretejido de todo tipo de relaciones, es lo que nos convierte en sujetos éticos posthumanos. Una ética sostenible se sirve de la interconexión entre sí y los otros, incluyendo a los otros no-humanos y a la tierra, al margen de cualquier individualismo antropocéntrico. Aquí reside la potencialidad de la subjetividad posthumana que presenta Braidotti: un nuevo modo de combinar valores éticos para una comunidad ampliada, que incluya las interconexiones territoriales y ambientales de cada uno.  Estos nuevos vínculos éticos están al margen de la clásica subjetividad individual que establece nexos por una vulnerabilidad común (raíces negativas). Por el contrario, se trata de crear raíces positivas, con un fuerte sentido de la responsabilidad y la colectividad. Es decir, esta ética posthumana se genera afirmativamente a partir de la creación de futuros posibles, de prácticas cotidianas e interconexiones. Esto requiere de un enorme potencial creativo, aquel desarrollado por las teorías feministas de los estudios raciales y postcoloniales, que nos ayuden a visionar y construir un futuro como apertura virtual de la posibilidad del presente.

En resumen, la teoría posthumana de Braidotti reconoce lo inhumano y deshumano de las trasformaciones tecnológicas de nuestro contexto. Sin embargo, se sirve de su crítica al humanismo, los estudios deleuzianos del devenir y lo nomádico, el feminismo, antirracismo, pacifismo y la consciencia ecológica para plantear una subjetividad posthumana que aniquile los dualismos y apueste por una interconexión de sí con los muchos otros que nos rodean. Sentimos, casi como necesidad, cuestionar el devastador efecto de una relación falta de empatía con la naturaleza, lo animal y el amplio conjunto de otredades. El regreso al cuerpo, a la interactividad y al reconocimiento de las multiplicidades encarnadas componen un camino esperanzador hacia la reconciliación con la multiplicidad de alteridades en un mundo tecnológicamente mediado como el nuestro. La subjetividad posthumana como posible reconfiguración de la problemática presente.









Ilustración de Elena Gutiérrez Roecker 

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